jueves, 16 de abril de 2009

Columnas políticas en diarios nacionales


A continuación algunas columnas polí­ticas que aparecen los principales diarios de circulación nacional.

TEMPLO MAYOR
MIENTRAS más grande es la ilusión, más fuerte es el trancazo del desencanto.

Y ESO ES lo que le está pasando a Marcelo Ebrard que tanto anhelaba tomarse la foto al lado de Barack Obama... y no se le va a hacer.

EL EQUIPO del jefe de Gobierno movió cielo, mar y tierra para tratar de conseguirle a Marcelo un huequito en la agenda del presidente norteamericano, a fin de tener un encuentro "privado".

NO PEDÍAN GRAN COSA: apenas cinco minutos para darle a Obama las llaves de la ciudad, o declararlo huésped distinguido, o ya de perdida llevarlo a pasear en el Turibús. Pero nada. Los gringos dijeron: "Nou, gracias".

LO MÁS que obtuvo Ebrard fue una invitación para la megacena de esta noche en el Museo de Antropología. Ojalá que no le sirvan aguacate: no es bueno pal" coraje.


OTROS QUE tampoco verán a Obama, pero éstos por gusto, son los coordinadores parlamentarios de la Cámara de Diputados.

TODO EMPEZÓ porque les "dijeron" que iban a invitar a t-o-d-o-s los jefes de bancada. Es decir, la cosa fue a la palabra.

SIN EMBARGO, a la mera hora a San Lázaro sólo llegaron cinco sobres para diputados: para el priista Emilio Gamboa, el panista Héctor Larios, el perredista Javier González Garza, la socialdemócrata Marina Arvizu y el presidente de la Cámara, César Duarte.

NO HUBO NADA para los coordinadores Ricardo Cantú del PT, Alejandro Chanona de Convergencia, y Gloria Lavara del Partido Verde. Y se enchilaron.

CON TODO y que nunca hubo una invitación formal para esos legisladores, según lo que se dice en los círculos diplomáticos, en la Cámara se rasgaron las vestiduras y ya dijeron que si no van todos, no va ninguno.

CUENTAN QUE Marina hasta vestido había comprado, pero se quedará sin estrenarlo en solidaridad con sus colegas. ¿A poco de veras no van a llegar a la cena los diputados? Ya se verá.


LAS INDECISIONES del gobierno federal en torno a la nueva refinería no son tan recientes como parece.

DICEN QUE el 17 de marzo hubo una reunión del gabinete económico en la que Jesús Reyes Heroles le presentó al Presidente el proyecto de construir la nueva planta en Tula.

ESA DECISIÓN, le habría dicho el director de Pemex, se tomaba con base tanto en los aspectos técnicos, como en los de costos para la empresa.

QUIENES estuvieron ahí cuentan que Felipe Calderón preguntó: "¿Y por qué no Salamanca?". Que eso desató una discusión que sólo concluyó cuando a Reyes Heroles lo hicieron entrar en razón con aquello de que donde manda capitán... el capitán ordenó convocar un show, perdón, pasarela con los gobernadores.

Y QUE ASÍ inició el embrollo que todavía no termina. Tal vez dentro de 99 días.


POR AHÍ andan diciendo que el ex candidato al gobierno del DF por Nueva Alianza, el empresario Alberto Cinta, está a punto de reaparecer en la escena política nacional.

SEGÚN ESTO está negociando ir como candidato a diputado federal, pero ya no por el partido de la profesora, sino por el Partido Verde Ecologista de México.

POR LO MENOS en lo que se refiere a congruencia no se le puede reprochar nada a Cinta: pasar de los brazos de Elba Esther Gordillo a los de Jorge Emilio González Martínez... ¿qué más da?


TRASCENDIÓ
Que el presidente Felipe Calderón no se confió y echó mano de todo a su alcance para lograr que su encuentro con su homólogo estadunidense Barack Obama saliera “lo mejor posible”.

Para lograrlo, se preparó con auxilio de la canciller Patricia Espinosa, pues hizo acudir a Los Pinos al embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán, a fin de cuidar hasta el último detalle de la visita.

Que “con la mejor buena disposición” del gobierno perredista de Marcelo Ebrard, la Secretaría de Seguridad Pública del DF, que encabeza el doctor Manuel Mondragón, con al menos tres mil 200 elementos, está literalmente a disposición del Estado Mayor Presidencial, con motivo de la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Que, sin embargo, el jefe de Gobierno capitalino se quedará por segunda vez con las ganas de tener un encuentro con Obama.

Durante su reciente visita a Washington, Marcelo Ebrard solicitó una audiencia, al menos, con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pero no pudo ser recibido por cuestiones de agenda.

Nuevamente, la logística y los tiempos de Obama jugaron contra Ebrard.

Que las listas plurinominales causaron molestias y rebelión entre senadores del PAN.

En Aguascalientes, Rubén Camarillo advirtió que se puede inclusive perder la votación en las elecciones del 5 de julio, debido a que el gobernador Luis Armando Reynoso impuso a su hermana María de Lourdes en la única diputación plurinominal que corresponde a la entidad.

A su vez, Felipe González dice a quien quiera oírlo que sería mejor que Germán Martínez “ni le dirija la palabra”.

Que los obispos de México definirán la próxima semana cuál será su participación en los festejos del Bicentenario.

Para ello cuentan con un programa, elaborado por el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, vicepresidente del Episcopado Mexicano, que comienza la última semana de abril con un foro en la Universidad Pontificia, titulado Iglesia, Independencia y Revolución.

Que el debate sobre la legalización de la mariguana en la Cámara de Diputados estuvo ayer a punto de acabar en una trifulca, cuando jóvenes opositores a la despenalización se pusieron a entonar cánticos de protesta por su exclusión de las discusiones. Esto alertó al equipo de seguridad, que de inmediato procedió a desalojarlos.



BAJO RESERVA
Por acuerdo entre las fuerzas conservadoras de PRI y PAN “blindan” ley antiabortista

Sucedió en el Congreso de Quintana Roo. No fue el PAN sino el PRI, por medio de su diputada Laura Lynn Fernández Piña, quien defendió los argumentos de ProVida y de José Luis Soberanes (presidente de la CNDH) en contra del aborto. La táctica, nos dicen, se repite en varios estados: una legisladora priísta es la encargada en cada entidad de impulsar el proyecto de ley antiabortista. Y por acuerdo entre las fuerzas conservadoras en ambos partidos “blindan” el estado. Algo similar a lo de Quintana Roo sucedió en Sonora y en Jalisco. La clave para lograr el apoyo del PRI a esta agenda panista es la intervención de los obispos. Ayer mismo, el prelado de Quintana Roo terminó negociando con el coordinador del Congreso local la aprobación, para hoy, en fast track, del proyecto de ley antiabortista. El gobernador, Félix González, como Pilatos, se lava las manos. Y Beatriz Paredes cierra los ojos y hace a un lado su propia agenda...


“No más palabras, no más planes, no más palmaditas en la espalda como las que yo recibí durante seis años. Hay que actuar, es tiempo de acción”, aconsejó ayer Vicente Fox a Felipe Calderón, en el contexto de la visita de Barack Obama. Pues qué bueno que ya se enteró, aunque fuera nueve años después, de que aquella relación fue realmente fallida. La “amistad” de Fox y George W. Bush es, quizá, unas de las más estériles en la relación bilateral de los tiempos modernos. De aquellos dos vaqueros heredamos un vergonzoso muro en la frontera común y políticas migratorias más duras, en vez de una reforma. Esa relación se tornó en abandono. ¿Palmaditas durante seis años? Sí, así fue. Hasta ahora llegó la noticia al rancho de San Cristóbal...


Nos cuentan que el director del IMSS, Daniel Karam, se reunió ayer en privado con senadores del PAN para pedirles que revisen el sistema de empleo conocido como outsourcing, que se está generalizando como método para evadir el pago de obligaciones fiscales, cuotas del Seguro Social y del Infonavit. Karam les dijo que se ha detectado que asalariados de empresas como las de limpieza o vigilancia trabajan sin cobertura. Los corporativos se sirven del servicio; las que lo ofrecen no pagan impuestos. Pero los empleados se quedan sin derechos fundamentales, como lo denunció EL UNIVERSAL en días pasados.


Apunte final: Janet Napolitano y el gobernador de Sonora, Eduardo Bours, observan una mesa con bolsas llenas de dólares decomisados por la aduana de EU cuando cruzaban a México. Muy oportuno, en el contexto de la visita de Napolitano a la frontera. Lástima: la etiqueta en las bolsas decía que el aseguramiento fue el 3 de marzo de 2009. Hace más de un mes. Era decomiso de utilería.



PLAZA PÚBLICA
(Miguel Ángel Granados Chapa)
Obama en México

Se percibe en el aire una cierta tensión entre los gobiernos de Estados Unidos y de México, que se muestra por el rechazo o por lo menos demora en expedir el beneplácito al nombramiento del embajador Carlos Pascual

Durante unas horas, menos de 24, el presidente Barack Obama estará en México hoy, y mañana volará a Puerto España, donde se efectuará la Cumbre de las Américas, el primer foro de este continente al que acudirá el todavía flamante huésped principal de la Casa Blanca, donde vive hace tres meses, que se cumplirán el lunes próximo. Aunque nada anormal se traslucirá en los encuentros que sostengan Obama y su anfitrión, vaga en el aire la sensación de que no camina a derechas la relación entre los dos mandatarios.

Obama no será recibido por su propio embajador en nuestro país, como es usual que ocurra en las visitas de dignatarios extranjeros. Es que no hay todavía quien sustituya a Antonio O. Garza, el amigo de George W. Bush que representó a su país en el nuestro hasta hace unas semanas. Advertido de la anomalía diplomática de esa ausencia, el propio Garza se aventuró a protagonizar una suerte de suplencia: le escribió a Obama, y la hizo pública, una comunicación como la que debería haber suscrito quien está anunciado que lo reemplazará, Carlos Pascual. Pero éste no se halla en condición de hacerlo porque, al parecer, hay en el gobierno mexicano por lo menos reticencias a su designación, que se han traducido en un inusual retraso en la expedición del beneplácito correspondiente. Aunque el lunes trascendió en Washington que Pascual había sido ya aceptado por el gobierno de México, hasta el mediodía del miércoles no se había anunciado aquí, oficialmente, el placet de protocolo.

La senadora Rosario Green, que fue secretaria de Relaciones Exteriores del último gobierno priista, dijo con ironía que confiaba en que el mensajero no fuera en sí mismo el mensaje. Se refirió así a la principal credencial atribuida a Pascual, como experto en situaciones de ingobernabilidad que conducen a fragilidades estatales, a un Estado fallido. Probablemente la misma percepción impera en la Cancillería por lo que se habría insinuado al Departamento de Estado la conveniencia de sustituir al embajador designado. Pero la respuesta habría sido negativa, ya que otras personas a las que se había invitado a representar a Estados Unidos en México declinaron ese honor. El caso más conspicuo es el de Federico Peña, el antiguo alcalde de Denver que fue secretario de Energía bajo el presidente Clinton. Nacido en Texas en una familia de ascendencia mexicana, residente él mismo en nuestro país cuando joven, Peña cubría con creces los requerimientos que el nuevo gobierno de Washington habría establecido para su embajador ante el vecino del sur. Pero Peña no quiso abandonar sus negocios.

Imposibilitado por diversas razones para negar el beneplácito, lo más que ha podido hacer el gobierno mexicano es demorarlo para hacer elocuente el retraso. México no puede reaccionar ante Washington con la dureza con que lo ha hecho el Vaticano, que de un modo insolente se ha permitido rechazar ya a tres posibles embajadores, incluida Caroline Kennedy. La Santa Sede pretende que quien represente a Estados Unidos lo sea en realidad de la Iglesia Católica o del neoconservadurismo cristiano. No aceptó a la hija de Jacqueline Bouvier y John F. Kennedy por su actitud sobre el aborto, cuestión tan candente en Estados Unidos que ha hecho que se llame criminal al mismísimo Obama.

La reticencia mexicana, que no se expresaría nunca con crudeza, fue alimentada también por el disgusto que causó al presidente Calderón el parangón que Obama estableció entre el mandatario mexicano y Elliot Ness, el agente del Tesoro norteamericano que alcanzó popularidad por su lucha contra las bandas criminales que florecieron gracias a la prohibición de alcohol en Estados Unidos. En tono adusto, Calderón dijo en Londres (donde se hallaba en visita de Estado, antes de la reunión del G-20) que se abstendría de comentarios al respecto. Aquí, algunos de sus colaboradores deploraron la comparación, aunque se hubiera hecho, como fue evidente en el contexto y en el tono, con la mejor intención posible. A sus sensibilidades exacerbadas (y clasistas) pareció ofensivo poner en el mismo plano al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de México y a un simple detective, por incorruptible que haya sido.

Esa anécdota menor se anotó en el marco general de la guerra de percepciones sobre la situación mexicana que pareció atenuada por la amable visita de Hillary Clinton. Pero la actitud de la secretaria de Estado en su visita a México no fue universalmente aclamada en su país, donde se alzaron voces que lamentan su mea culpa, el reconocimiento de que el voraz mercado norteamericano de drogas es causa principal de la prosperidad de las bandas criminales que amenazan la seguridad de las dos naciones, con el añadido de admitir que el tráfico de armas, no contenido por el gobierno estadounidense, alimenta la violencia criminal adosada al negocio de los estupefacientes. Por si fuera poco, apenas se había ido la señora Clinton llegó a México su colega, la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, cuyo talante dio nuevo aliento a las actitudes de quienes de aquel lado ven peligros crecientes en México.

También se percibe la cierta tensión a que me refiero en la confección del programa que cumplirá Obama en las pocas horas de su visita mexicana. Aunque no haya embajador, es seguro que Leslie Bassett, la encargada de Negocios, haya puesto al tanto a su gobierno de la popularidad de Obama. Pero no podrá comprobarla el visitante, encapsulado como estará en su breve estadía.


Cajón de Sastre

La distancia entre el presidente de Estados Unidos y la gente común, a la que le hubiera gustado aclamarlo con entusiasmo semejante al que mostraron multitudes en los países europeos donde estuvo recientemente, se expresa de modo inocultable en el cerco de seguridad que ya desde la víspera ha cercenado una porción de Polanco a la vida normal de la Ciudad de México. Las extremas medidas de control y vigilancia, comprensiblemente necesarias, contrastan con el discreto círculo protector que suele tenderse en torno de otros visitantes de jerarquía formal semejante. El presidente Nicolas Sarkozy, que formalmente fue sólo un día huésped oficial del gobierno mexicano, se condujo con libertad de que no disfrutará Barack Obama, al que amplias porciones del público en general hubieran querido aplaudir.



INDICADOR POLÍTICO
(Carlos Ramí¬rez)
Como todos los anteriores presidentes de Estados Unidos, Barack Obama estará hoy en México para reafirmar la existencia de una crisis de seguridad del imperio y para refrendar que las soluciones deben darse del Río Bravo hacia el sur y nada, pero nada, hará la Casa Blanca al interior del territorio estadounidense.

Oculto detrás de la sonrisa y del color de la piel, Obama no puede ocultar el verdadero rostro de la hegemonía. La estrategia fue abierta y repitió el modelo tradicional estadounidense del palo y la zanahoria: luego de la ofensiva para caracterizar a México como un Estado fallido y sacudir la estabilidad mexicana, la Casa Blanca pasó a la aprobación de un programa de seguridad para aumentar el intervencionismo de EU en México vía el Plan Mérida y la operación de Janet Napolitano como secretaria de Seguridad Territorial.

Además de aumentar la presencia de agentes estadounidenses en México e inclusive un mayor contingente de personal de la Migra en el Distrito Federal, Washington decidió crear oficinas de supervisión de los fondos de la Iniciativa Mérida por la sospecha de corrupción en el manejo de las aportaciones extranjeras a seguridad. El problema se localiza en una mayor operatividad de agentes estadounidenses en oficinas de seguridad mexicanas.

Las decisiones del gobierno de Obama en materia de seguridad trasladan toda la responsabilidad a México. Dos de ellas han sido significativas en la ausencia de corresponsabilidad estadounidense: el contrabando de armas y la demanda de droga. La Casa Blanca va a aumentar la vigilancia en la frontera pero con mayor intensidad del lado mexicano para tratar de frenar el tráfico de armas, pero Obama ha decidido no tomar ninguna iniciativa para disminuir no sólo la venta de armas dentro de EU sino tampoco hacer nada en contra del principal traficante de armas en el mundo: el gobierno estadounidense, por medio del Departamento de Defensa.

Atacar el tráfico sólo en el cruce traslada la responsabilidad al país receptor, pero con evidencias más que suficientes de que el problema está en la disponibilidad. La oferta de armas se conforma con la compra legal pero sobre todo con las armas en disponibilidad que desecha el Pentágono y que EU "coloca" en varias partes del mundo a precios irrisorios. En Las Vegas se realiza cada año un tianguis de armas para venta al menudeo. Esas armas son las que luego se contrabandean a México y a otras partes del mundo. El loby de la Asociación Nacional del Rifle es el más poderoso en la Casa Blanca.

Y a pesar de reconocer el papel de la demanda en el tráfico de drogas, Obama se ha negado a tomar alguna iniciativa para combatir el consumo de drogas dentro de EU. Pero el alto consumo de droga en EU es posible por la existencia de la poderosa red de distribución de estupefacientes al menudeo, en las calles, creando un problema mucho peor que el de las narcotienditas mexicanas. Como una manera de eludir el problema ahora EU culpa a las pandillas mexicanas de controlar el tráfico, pero esas bandas sólo pueden existir por la corrupción de las policías en las ciudades.

El problema de la administración Obama es que aún desconoce el papel estratégico de México en el escenario internacional, pero también México padece el síndrome priista de la pasividad porque espera la iniciativa de EU en vez de asumir por adelantado una redefinición de las relaciones bilaterales. En un comentario difundido el martes 14, el exembajador estadounidense Tony Garza le recordó al gobierno de Obama que la incomprensión suele llevar a posiciones equivocadas.

Garza escribió al presidente Obama y a sus colaboradores: "El discurso sobre el estado fallido que acaparó los encabezados durante los últimos meses ha cedido en cierta medida y, espero, se irá desvaneciendo. Sin duda, una retórica que sirvió más para dañar a nuestras naciones que para lograr avances significativos."

Luego de haber sido embajador de Bush en México, Garza le explicó a Obama y a sus colaboradores que la seguridad y desarrollo de México debe ser de interés prioritario de EU: "la seguridad regional y la prosperidad son vitales para México y tal vez más vitales aún para los Estados Unidos". Garza le recomienda a Obama ahora que visita México: "Usted debe ver a México como el umbral de las Américas, un puente perfecto tanto para el norte como al sur."

Pero si la perspectiva de Obama es estrecha y corta y no se sale del viejo modelo imperial de dominación e intervencionismo, entonces corresponderá al gobierno mexicano -ya sin los lastres del síndrome del PRI de esconder las cosas- modificar las relaciones bilaterales, obligar a EU a tomar decisiones dentro de sus fronteras y sobre todo acostumbrar a EU a ver en México a un socio y no a un país bananero.

El gobierno de Obama tiene la oportunidad de madurar su relación con México, pero a condición de detener la construcción del muro, de llegar a un acuerdo migratorio con México y de tomar decisiones internas contra el consumo de droga y el tráfico doméstico de armas. El problema de Obama con México comienza dentro de EU.


ASALTO A LA RAZÓN
(Carlos Marín)
Verdugos pero solidarios

Pragmáticos y avasallantes, los legisladores de los partidos grandulones, en septiembre de 2007, excluyeron a los chiquilines de las negociaciones de la reforma electoral, y los hirieron de muerte al obligarlos a buscar votos atenidos tan sólo a sus membretes, nunca más camuflados en coaliciones mercachifles para conservar su registro (y jugosas prerrogativas).

¿Alguien recuerda cómo berreaba entonces la chiquillada?

Desmemoriados hoy unos y otros, los pastores de las bancadas de PAN, PRD y PRI, en un ataque de solidaritis repentina, decidieron que tampoco cenarán esta noche con Barack Obama porque a los coordinadores de los partidines la cancillería, a causa de las limitaciones impuestas por el Servicio Secreto estadunidense, los desinvitó (lo cual no deja de ser gacho).

Entrevistado por Marisa Iglesias en MILENIO Televisión, Alejandro Chanona, de Convergencia, agradeció el gesto de sus victimarios y dejó escapar una chistosísima confidencia: el cortón los agarró cuando estaban por decidir “ir o no ir al encuentro al que nos habían convocado...”.

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