Algunos capitalinos recurren al Monte al ver agravada su situación: a la crisis se sumó la pérdida de ingresos por la emergencia sanitaria
Fernando Martínez
Bajo el dicho de que “los bienes fueron hechos para solventar los males”, Angélica Corona ha acudido al Nacional Monte de Piedad en cinco ocasiones; todas, para conseguir dinero a cambio de sus objetos de valor, pues no le ha ido bien con las comisiones en su trabajo, y menos ahora con la suspensión de labores por la alerta sanitaria.
Ayer, las 152 sucursales del montepío reabrieron sus puertas, luego que el fin de semana se mantuvieron cerradas y a pesar de la situación de crisis por la emergencia de salud, la afluencia, por lo menos en la casa matriz, fue moderada. El Monte no operó a su máxima capacidad. Fue como un día normal y no como en la cuesta de enero.
Angélica trabaja como demostradora en una tienda departamental ubicada en el centro comercial Plaza Delta y sus ingresos se incrementan según las ventas que realice.
Ante la suspensión de labores en su trabajo en estos últimos días debido a la contigencia sanitaria por el brote de influenza humana, su preocupación es mayor, porque en unos días, podría quedar sin un centavo.
“He tenido que pedir prestado, empeñar cosas que en años fui consiguiendo”, recalcó.
Las ventanillas de empeño fueron visitadas por miles de personas ante una crisis que los afecta desde hace meses y los ha desmoralizado, aún más, por la emergencia sanitaria.
El señor Ernesto es un conductor de tráiler que se quedó sin trabajo por su edad. A sus 57 años, asegura que no hay empresa que lo quiera contratar, por lo que decidió deshacerse de sus valores para sobrellevar la crisis.
Elizabeth, ayer, por segunda vez visító el Monte porque junto con su esposo se quedó sin empleo en el Aeropuerto desde hace varios meses. Hasta ahora, han podido sobrellevar su situación con el empeño, pero la desesperación continúa mientras no tengan trabajo.
martes, 5 de mayo de 2009
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