lunes, 16 de febrero de 2009

Nepotismo y padrinazgo en el gobierno federal: ¿y el Servicio Profesional de Carrera?

By: Perdomo Cueto, Gerardo
Publication: Siempre!
Date: Sunday, March 20 2005

El 10 de abril de 2003, se publicó en el Diario Oficial de la Federación. la Ley del Servicio Profesional de Carrera en la Administración Pública Federal, que fijó como su objeto el de establecer las bases para la organización, funcionamiento y desarrollo de ese sistema
en las dependencias del gobierno federal.

Con inusitada difusión, el presidente Vicente Fox celebró en Los Pinos la firma de ese decreto, e hizo suya una norma que se originó en el Senado de la República, a iniciativa de los senadores César Jáuregui y Carlos Rojas. La Ley entró en vigor en octubre de 2003.

Dicho ordenamiento define al sistema como un mecanismo para garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública con base en el mérito. Señala que todo servidor público de carrera, dentro de los que se encuentran comprendidos directores generales, directores de área, subdirectores de área, jefes de departamento y enlaces, deben ingresar al sistema a través de un concurso de selección, pudiendo ser nombrados y removidos de sus cargos, únicamente en los casos y bajo los procedimientos previstos por la propia ley. Se diseñó como una herramienta para elevar el nivel de desarrollo profesional y proteger el derecho de los servidores públicos: a gozar de estabilidad y permanencia en el empleo; a percibir las remuneraciones, beneficios y estímulos correspondientes a su cargo; a recibir capacitación u actualización profesional permanente, y a recibir justa indemnización cuando sean despedido injustificadamente, entre otros. Se trataba de dar certidumbre y seguridad en el empleo a miles de servidores públicos de confianza, sobre todo jóvenes, evitando la clásica rotación de funcionarios por amiguismo y compadrazgos.

Sin embargo, a casi dos años de la entrada en vigor de este ordenamiento. vemos con desilusión que las prácticas de nepotismo y padrinazgo político permanecen inalteradas. Es de dominio público que, pese a lo ordenado por la Ley, funcionarios del actual gobierno federal que han llegado a ocupar altos cargos en diversas dependencias, exigen la renuncia de servidores públicos que, en teoría. ya son de carrera. A la fecha, se han dado ocho cambios de titulares en secretarías de Estado; otros en bancos y comisiones. En todos, se ha despedido a gran parte del personal, incluso por razones de ideología partidista o por haber trabajado en regímenes anteriores sin ser partidista. Nada más injusto.

Lo que mal empieza difícilmente llegará a buen término. Parece ser que el sueño de alcanzar una administración pública federal eficiente, conformada por servidores públicos altamente calificados, que disfruten de seguridad en el cargo, se encuentra aún muy lejos de ser una realidad para los mexicanos. Lástima.

gerardoperdomoc@hotmail.com

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